viernes, 10 de febrero de 2012

Abstracción alterna del Muro


Escucha. Recuerda.

¿No puedes? Claro que no, nunca tuviste la oportunidad de conocer a tu papi. Bueno, si de algo te sirve saberlo, fue todo un héroe. Murió con valor en el frente. Tu madre lo amó mucho. Por eso mantiene sus cosas como reliquias, por eso reza con tanta vehemencia, por eso te mira como si viera a un fantasma.
No importa cuánto busques, nadie te  quiere. Acéptalo, Pinky. ¿Ese hombre te parece buen padre? Lo tomaste de la mano y te apartó asqueado. Nadie te quiere.


Dime, ¿has encontrado algún lugar donde te sientas en casa? ¿Qué tal la escuela? ¡Es tan divertido ver cómo el profesor te humilla frente a todos! Y luego, debes repetir como todos, con esa monótona voz: “Un acre es…” No eres nadie. No perteneces a ningún lado.


Pero no te angusties, hay una solución. El muro. El muro te protegerá. Nadie podrá hacerte daño. Pregúntale a tu madre qué opina y su silencio será tu respuesta. Déjalos a todos fuera. Entra más profundo y estarás a salvo.



No conociste a tu padre, pero heredaste sus recuerdos. Ves con sus ojos el cielo gris, otrora celeste. Sientes con sus manos la sangre. Hueles con su nariz el miedo. Entiendes, como él, que los traicionaron. Les prometieron un nuevo mundo. Tienes que admitir que ellos cumplieron. Les mostraron a ustedes, a todos, que un mundo diferente es posible; que el horror aún no ha llegado a su límite, que la muerte puede poseerte en vida, que es posible habitar la soledad del vacío.


Ya no tiene sentido llorar. No importa cuánto intentes acercarte, los alejarás a todos.
¿Qué puedes hacer ahí sentado, solo en medio de tan enorme cuarto? Ya nada tiene sentido. Todo es una broma. Sí, eso es. Una sádica y absurda broma.



¿Qué quieres? ¿Para qué sigues viviendo? ¿Qué tal si me enseñas cómo vuelas? Yo no huiré. No como los otros.


...

¡Sí! ¡Así! ¡Grita! ¡No necesitas nada, no necesitas a nadie! Sólo debes terminar el muro. Más grueso. Más alto. Más frío. A tu alrededor. Grita para que sólo la piedra te oiga y te responda. Vamos, no seas cobarde. No te despidas aún, todavía es muy pronto.


¿Quieres intentarlo una vez más? Anda, pide ayuda. ¡Ruega para que te salven! No tienes esperanza. ¿“Juntos venceremos, divididos caeremos”? ¿A quién le hablas? No hay nadie más. Sólo gusanos. ¿No te hacen cosquillas?


¿Hay alguien allá afuera? ¿Hola? ¿Hay alguien allá afuera? No, Pinky. Sólo es tu voz, sólo regresa el eco. No hay nadie en casa. Nadie va a regresar. Cada quien camina por su lado. Ya no eres un niño, Pinky, ya nadie te pregunta dónde te duele. ¿Qué importa? De todas formas, ya ni lo sientes.


¡Ja, ja, ja! Muy tarde, pequeño. Puedes llorar todo lo que quieras por tu pinche almita, hiciste un trato. Debes continuar. ¿Qué más da si ya no recuerdas nada?


¡Eso es, Pinky! ¡Déjalo salir! Usa ese poder. ¿Puedes sentirlo? Ese maravilloso frío que te recorre la espalda cuando levantas las manos y la multitud te venera. ¡Dilo! Nadie te cuestionará. Eres un dios para esos borregos  rastreros. ¡Disfrútalo! Aniquila a todos los que te hicieron o que pueden hacerte daño. Mándalos al paredón. Tiñe tu muro con ese adorable color carmesí. "¿Hay alguien ahí dentro?" No, ya no.


¡Corre! ¡Corran todos! Ahora es demasiado poderoso. El martillo no se detendrá. Primero espera… luego avanza. No perdona, no desperdicia. Añorar el pasado es perder el tiempo. Gusanos… ése es el verdadero futuro. Tú único futuro.


¡No! ¡No seas marica! ¡No puedes echarte para atrás! No hay un hogar al cual regresar. Tú tienes la culpa. Solamente tú. Tienes una deuda y debes pagar.


Pobre Pinky… tan solito y asustado. Lo siento, chiquito, pero debo aplastarte. ¡Ja, ja, ja! ¿Crees que apenas estás enloqueciendo? ¡Mira atrás, pedazo de mierda! ¡Has estado loco todo este puto tiempo!: Nadie debía existir más que tú, nada debía hacerse de una manera distinta a la tuya, nadie merecía ser amado más que tú. ¿Quién decidió levantar ese muro? ¿Quién lo construyó? ¿Quién abandonó a su pobre madre? 



No chilles. Espera a que el juez me deje contigo cinco minutos. Solos, tú y yo. Hace tiempo que esperaba este momento.



¿Qué es ese sonido?... ¡Abajo! ¡El muro se viene abajo!
Los de afuera lo tiraron.




Ahhh… fue entretenido mientras duró. Me divertí mucho contigo, Pinky. Lástima, ya no me sirves de nada. Tu alma no vale un carajo, ¿para qué llevármela?


Por otro lado, esos niños se ven apetitosos. Habrá que ver si resultan tan débiles como tú o no. 

Míralo de esta manera: a lo mejor sirves de algo después de todo. Puedes ser su ejemplo. Quizá te recuerden, quizá no. Quizá aprendan…


Quizá no.


2 comentarios:

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