Mostrando entradas con la etiqueta Recuerdos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Recuerdos. Mostrar todas las entradas

martes, 19 de marzo de 2013

Álbum de recuerdos

El miércoles 13 de marzo, finalmente tuve mi examen de titulación para la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas; aprobé y con Mención Honorífica (¡Yeeeiiii!). Ahora, tengo varios proyectos para el futuro, pero creo que es buen momento para mirar atrás...

En el último año de secundaria, casi al final, la maestra de Español nos hizo armar un "Álbum de recuerdos" que, por fortuna, aún tengo conmigo. Le he dado un vistazo a mi yo de cuando tenía 15 años y creo que sigo por buen camino. Entonces decidí transcribirlo todo, pare tener un respaldo de esos recuerdos; respeté mi ortografía, puntuación y giros gramaticales de aquel entonces (¡qué fuerte era la influencia de las novelas de fantasía épica traducidas al castellano!). El "Epílogo" es el único ejercicio de ficción a lo largo del álbum, todo lo demás es, como quien dice, "lo sucedido cuando sucedió".

Aún faltan muchos pendientes y ha habido numerosos cambios, pero creo que si ella me viera ahora... no se decepcionaría (¡y eso ya es mucho decir!).
___________________________


Álbum de recuerdos de Áurea
Prólogo
Estimado lector: A punto estás de abrir una caja de recuerdos, de echar un vistazo al pasado de una alumna de secundaria.
Se te pide juicio y discreción antes de abrirlo en la primera hoja, pues habrás de encontrar cosas tiernas y agradables, pero al mismo tiempo, una gran descarga de cierta indiferencia, crítica, frialdad e incluso algo de desprecio.
Mas, no has de dudar; pues de un modo u otro, mis propios recuerdos formarán parte de tí, y te aseguro que no experimentarás cosa igual con ninguna otra persona.
Me conocerás tal y como soy; sin máscaras, sin miedo y del mismo modo habrás de conocer mis vivencias tal y como sucedieron ante mí…
Así pues, sin más qué decir, la bienvenida te doy, a cruzar las puertas de la mente de una alumna sobresaliente…
Bienvenido a mi caja de recuerdos…
ÁureA
 _________________
Así soy yo…
Físicamente:
De estatura media, cabello corto y castaño, ojos color de la tierra y manos delgadas y ágiles, útiles para empuñar un lápiz o una pluma. No soy de un físico atrayente, al menos, no para la mayoría de la ente; pero no importa; pues aquéllos que me conocen realmente descubren en mí cierta belleza, en  todo caso, acorde a mi personalidad.
Me tiene sin cuidado ser recordada como una muchacha de tal o cual aspecto, prefiero serlo por lo que he hecho y pensado.
Mental y espiritualmente:
De gran coraje y gran entrega por lo que considero justo, con una enorme sed de conocimiento; concentrado éste en especial en las luchas sociales, la política, la historia, la filosofía y las bellas artes. Me gusta ayudar y aconsejar a la gente que lo requiere, aun sin proponérmelo… me gusta ser de utilidad. Aspiro a la sabiduría, a la prudencia, al valor, al honor, a la dignidad, a la tenacidad y a la pasión cada día de mi vida. Me es imposible mantenerme callada ante algo que es incorrecto o perjudicial para alguien; tiendo a analizar, -a veces en exceso-, todo lo que me rodea.
Pero claro, también tengo mis defectos: a veces soy muy cínica, muy burlona, intolerante, enojona y pocas veces, vengativa. También soy fácil de desesperar y lamentablemente, en algunas ocasiones tiendo a ignorar o maltratar a mis amigos debido tanto a mi temperamento voluble, como a sus tentativas por “divertirse” o “animarme”. No soporto la hipocresía, ni la ignorancia, ni la falsedad, por lo que llego a alejarme o a atacarla con ferocidad.
Otra cosa intolerable para mi en cualquier momento u ocasión, es mostrarme vulnerable; débil ante otras personas (incluso las cercanas), pues no me gusta que se compadezcan de mí.
 _________________
Mi grupo…
Ha sido una grata experiencia ser parte de un grupo tan… especial… el cual ha tenido sus altibajos, sin embargo, muchas veces ha logrado sortear sus problemas y eso es digno de admiración.
Por otro lado, no puedo negar que no me han provocado unos cuantos dolores de cabeza o incluso arterias a punto de reventar; aparentemente no están acostumbrados a mis tendencias lectoras, por lo que una que otra vez tratan de arrastrarme hasta su nivel de diversión, el cual me resulta poco o nada atractivo.
Sin embargo; cuando así lo desean, pueden ser en verdad graciosos y hasta encantadores; en tales circunstancias, incluso alguien como yo puede tomarse un pequeño descanso del estudio y las cavilaciones para reír y entretenerme con ellos.
Y así como nos expresamos:
¡Todos son bien chidos!
_________________
Mis amigos…
Aquélla gente valiosa que me apoyó, que me consoló, que me escuchó, que me aconsejó… es la gente a la que considero mis amigos.
La mayoría de mis compañeros pasaron de ese estado a grandes amistades y sería muy difícil hablar de todos y cada uno de ellos; pues fueron amigos de distintos modos.
Unos escuchaban mis telenovelescas anécdotas, otros ,e aconsejaban y bromeaban, otros me hacían sentir muy bien al decirme lo bien que dibujo y lo mucho que sé, y otros me alentaban a seguir adelante con importar los obstáculos.
No creo que sea necesario decir nombres, como ya dije; no podría encapsularlos a todos con simples descripciones, además; ellos saben quiénes son.
 _________________
Mis maestros…
Durante mi tiempo aquí, he tenido varios maestros de distintos métodos y caracteres; ha habido con quienes me he llevado de maravilla, a quienes he logrado sobrellevar con unas pocas dificultades y otros a los que deseo no volver a ver en toda mi vida.
Cada uno de ellos me ha aportado cosas muy valiosas a su manera; que también ha dependido mucho de mi modo de asimilar tales enseñanzas, que van más allá de la materia que les corresponde impartir.
Es digno de mencionar también, la fortuna que tuve al trabar amistad con algunos; aunque claro, sin dejar de lado las formalidades de la relación-alumno profesor. Sin embargo; si he de hablar de mis buenos y agradables maestros, no puedo dejar de hacerlo de mis malos y desagradables profesores.
Sólo era cuestión de que comenzaran sus clases para que yo me aburriera o que me pusiera de mal humor, pero no solamente las cátedras eran tediosas; su manera de ser dejaba en claro una vasta ignorancia, rudeza, vulgaridad, mediocridad e hipocresía: lo que despertaba mi resquemor hacia ellos. .. Pero hay de todo en todos lugares.
 _________________
El chico que me gustaba…
Vaya… pues no es una cuestión que ocupara mis pensamientos… Tengo intereses más importantes y prioritarios que un simple impulso juvenil…
En todo caso, ni en todo el plantel hubo quien llamara mi atención; pues a diferencia de la mayoría, tiendo a buscar profundamente en la mente y alma de los que conozco, fijarme mucho en la máscara efímera de la belleza física…
Es decir, sí me encontré gente muy agradable e incluso con quien pude entablar conversaciones muy interesantes que bien pudieron haber rendido frutos.
Pero nada fue más allá de eso.
Generalmente, los chicos a ésta edad, son muy viscerales, muy volubles, poco considerados y vanos hasta basta… Todas son características que me repugnan y aburren.
Es posible que llegue a suceder en el CCH… pero por lo pronto… este no es un recuerdo dejado por la secundaria.
 _________________
Anécdotas
A decir verdad, muchas anécdotas no hay; a excepción de ciertos logros, momentos hasta eso trascendentales y graciosos.
Como logros; me atrevo a mencionar mi llegada al salón de clases después de haber ganado el Primer Lugar en el concurso “Carta a un amigo”…Fue genial; ya era la última hora y la maestra Silvia Sara estaba explicando algo, cuando entro y se los enseño sólo a ella. Los demás intuían el resultado, pero igual preguntaron en desorden si había ganado. Yo no contesté y en vez de eso les mostré mis tres diplomas. Todos soltaron gritos y demás sonidos de envidia y presunción… fue muy divertido…
Otra anécdota memorable involucra al maestro de Cívica y Ética… últimamente se está metiendo en temas como la revolución rosa, china y cubana, pero no importa cuánto sepa… si mis compañeros me ven haciendo ademanes negativos, dudan de sus explicaciones. Y ni hablar de cuando “discutimos”, que no fue más que una discusión bizantina, pues no llegó a nada… Trataba de convencerme de varias cosas con torpes argucias y mientras más lo escuchaba, más segura me sentía de mis propios conocimientos y convicciones… Es divertido verlo…
 _________________
Mi familia...
Ésta ha jugado un importante papel en mi desempeño académico y social en la secundaria.
Gracias a su apoyo, ánimo y fuerza, he logrado portear obstáculos que sola nunca hubiese podido hacerlo.
No me han avergonzado nunca; como parece suceder con la mayoría de adolescentes, no han sido autoritarios ni intolerantes… Realmente me siento afortunada al tener unos padres y hermanas como los míos; pues, además de apoyarme moralmente, me han facilitado una cantidad enorme de conocimientos.
En mi casa tengo el equivalente a una biblioteca pública promedio en libros de todas clases; desde enciclopedias y diccionarios, hasta literatura universal, tanto clásica como contemporánea, de política hasta libros para niños… Todo esto me ha proporcionado una abismal ventaja sobre mis compañeros y probablemente sobre algunos maestros, pues también ha fomentado el desarrollo de magníficas habilidades, en concreto las artes y la apreciación de éstas.
 _________________
Mi lugar preferido
Mmmmmmhhhh… mi lugar preferido… pues no lo había considerado, pero me imagino que es la esquina del primer patio junto al árbol, al final de la jardinera… me gustó cómo sonó esa ubicación…
Es un lugar agradable, siempre con sombra y fresco; no muy concurrido, excepto al principio del descanso, que es cuando todos se arremolinan para comprar paletas o helados.
Ha sido uno de los pocos lugares en los que he podido pasar ciertos momentos de tranquilidad, cavilación y tareas hechas apresuradamente.
Algo que me gusta mucho es la acogedora sombra que proyectan los árboles, en especial, los días de sofocante calor.
Yo creo que será un lugar que recodaré con más cariño e incluso melancolía que compañeros, tal vez porque me ha proporcionado un ambiente apto para la reflexión y relajación.
 _________________
Aspiraciones y logros
Aspiraciones tengo muchas como son: salir con honores de la secundaria, salir con numerosos reconocimientos del CCH, viajar y estudiar en otros países, aprender lenguas extranjeras y nacionales, ser una activa escritora, pintora y lectora, salir como maestra emérita de la UNAM, convertirme en maestra tanto urbana como rural, actuar, bailar danzas tradicionales de México y el mundo…vaya que son muchas cosas… y creo que me faltan muchas más…
En cuanto a logros… uy, también son cuantiosos, desde que tenía 2 años he recibido premios, reconocimientos y diplomas de diferente índole: por escribir cuentos, poemas, cartas, por declamar poemas en náhuatl, por exponer ciertos temas, por tomar fotografías, por cumplir exitosamente cursos o clases especiales, por ortografía, por hablar en público… Y claro; también están los logros morales y emocionales, como superar situaciones difíciles, por aprender de experiencias y errores, granjearme un lugar de respeto en casi cualquier círculo social, mejorar y sensibilizar mis habilidades artísticas, etc, etc…
 _________________
Epílogo
Finalmente ha llegado el último día de clases… Como siempre, tengo que hablar ante la comunidad escolar antes de la firma de boletas…Bien, hoy acaba todo… y sin embargo, apenas comienza.
Muy bien,es momento de dar mi último discurso de secundaria… allá voy, a decir lo que pienso y siento por fin sin temor a represalias:
-“Escuela 125 “Pablo Casals”; me encuentro ante ustedes para despedirme. Lo hago en nombre de todos aquellos que iniciamos una nueva etapa en nuestras vidas…
No quiero decir cursilerías, ni lugares “especiales” comunes, o derramar patéticas lágrimas por los que ya no veré… Sólo he venido a expresar mi gratitud por los que en verdad me enseñaron cosas valiosas, agradecerles, por hacer de ésta conflictiva etapa, más fácil de sobrellevar. Y también para señalar a los que me enseñaron lo negativo de la vida y me obligaron a prender a enfrentar. Pues uno no aprende sólo el contenido de las asignaturas; uno comprende modos, actitudes, relaciones. Lo que creo que me espera allá afuera, tanto para bien como para mal.
Por otro lado; a manera de despedida, quiero aclarar que no me importa en lo absoluto el prestigio de la escuela, pues muchos me conocen como alguien que ha ganado premios y reconocimientos, lo cual, aparentemente, hace “ver bien” al plantel.
Mas nada de lo que he usado para ganar tales reconocimientos lo he sacado de las clases escolares; ha sido por razones familiares y por querer conocer lo más posible, como decía Sor Juana, “para ignorar menos”. Pueden clamar que pertenecí a esta escuela, si en algo puede beneficiarlos, está bien… Al fin y al cabo, soy yo la que saca más provecho del conocimiento y esos diplomas; me facilita mucho las cosas y sin duda, lo harán en el futuro…
Pero no soy, escuchen bien; un aparador de preseas, no soy un mono entrenado para hacer trucos frente a los demás. Soy una persona, con ventajas y habilidades desarrolladas.
Lo que digo no es por pretensión, aunque muchos me lo reprochen, sólo expongo un hecho indiscutible… Pero no quiero parecer desleal, les concedo y agradezco las oportunidades que me proporcionaron para destacar… Así pues, debo seguir adelante, hacia nuevos propósitos y metas; decir “adiós para siempre” a algunos, “hasta pronto” a otros, con la cabeza en alto retirarme al porvenir… les deseo suerte a todos.
Vale. Salud y hasta que vuelvan a oír de mí.” –Todos se quedan callados por unos incómodos minutos hasta que el director los insta a aplaudir con nerviosismo. Disimuladamente, la gente pasa a mi lado, mis padres firman y nos entregan los papeles… me despido de todos y con una amplia sonrisa en los labios llena de satisfacción, atravieso las rejas verdes y frías por última vez…
 _________________
Conclusiones
Teóricas:
He aprendido muchas cosas; no sólo de este trabajo, sino que también de las rememoradas experiencias de la secundaria.
Asimismo, he logrado armar un álbum en el que he podido juntar cada recuerdo de logros, sensaciones, angustias y conocimientos.
Ahora ya sé cómo conjugar todo aquello que no quiero (o no debo) olvidar; para que, en el futuro, cuando quiera o necesite mirar hacia atrás; tenga algo a la mano.

Vivenciales:
Esta experiencia no ha sido únicamente personal; ha sido compartida por todos los integrantes del grupo, como compañeros, como amigos.
En ciertos sentidos, nos ha unido más, probablemente porque se acerca el momento de una separación definitiva e inevitable.
Todo ha sido bastante útil…. pero que nos haya unido, poco me importa… yo debo seguir adelante… a la siguiente etapa…

jueves, 29 de marzo de 2012

Hacer las paces con el Centro

Durante muchos años de mi vida, le tuve miedo al Centro de la Ciudad de México. Tal vez fuera porque casi siempre iba cuando estaba oscuro o porque pasaba justamente por algunos de los callejones que despiertan horrores en las cabecitas de los niños más sensibles. ¡Bueno! Quién quita que también pudiera ser porque a veces iba con familiares de naturaleza venenosa y desagradable, de manera que sólo me quedaba hacer la asociación. La verdad es que no lo sé. Como quiera que fuese, ese bendito lugar siempre me provocaba escalofríos en la espalda y revolturas de panza.


Hace unos años, fui de nuevo, pero con mis hermanas y por el puro de gusto de movernos a nuestro ritmo (si hay una ventaja en ser adulta, es que una puede ir de aquí para allá, fijarse en lo que se le dé la gana y tener la opción de largarse si se aburre ¡qué sabrosura caer en la cuenta!). 


Camina que camina, noté una extraña ausencia. Las guácalas eran mínimas, casi imperceptibles. Encontramos muchas cosas interesantes y le agarré el gusto a vagabundear por lugares con tanta historia; además, la cámara resultó ser un útil filtro, detrás del cual pude observar y conciliar desacuerdos entre memoria y vista.



 Llegamos a la Catedral. Mi hermana mayor había trabajado ahí en una de sus etapas de restauración y nos contó muchas historias acerca de las presencias fantasmagóricas que pululan en su interior (historias que jamás he podido ni podré soportar. Ni modo... soy demasiado cobarde para esas cuestiones). 


 No soy creyente, pero he aprendido a degustar los productos estéticos de diferentes religiones. Así, quise hacer de la luz, la protagonista de las subsecuentes fotografías; al enfocar pequeños detalles y la manera en que éstos armonizaban, también pude desaparecer una gran parte del miedo que me despertaban las iglesias. 















Sigo sin creer (simplemente no es mi tacita de té) y aún siento algunos escalofríos cuando me agarra la noche en el Centro, pero estas imágenes me recuerdan que, alguna vez, fui capaz de manipular a voluntad lo que tenía ante mis ojos y convertirlo en un motivo de paz.

jueves, 9 de febrero de 2012

Malos recuerdos (yorror y horreal)


Quiero comenzar siendo completamente honesta. Me costó muchísimo trabajo leer, en su momento, El Astillero, no por cuestiones de tiempo o de inteligibilidad, sino por cuestiones personales. Mientras más avanzaba, menos importaba el contexto, el ambiente, la historia y más grande y horrible se volvía la figura de Larsen. 



Verán, desde que era pequeña   y como todos los niños, tenía miedo a muchas cosas   de repente me atacan visiones de ciertos lugares, lugares que me aterran. 

Uno de ellos, el principal, es una habitación grande dentro de un departamento, de concreto, gris, frío y sin ningún mueble (excepto, quizás, un colchón tirado en el suelo), con un ventanal que da a la ciudad. Éste es enmarcado por unas cortinas delgadas y claras, casi transparentes que están abiertas para dejar ver el panorama. Afuera, llueve y todo se ve gris, oscuro. No es ni de día, ni de noche, sólo una luz mortecina que vuelve más oscuros los edificios, los cuales no son ni grandes ni modernos, sólo bloques de piedra con alambres. Nada más; sin monstruos, fantasmas, hombres malos, nada... sólo esa horrible habitación. Entonces, ¿por qué le tengo tanto miedo? 



A lo largo de mi primera década de vida, vi cómo mi (media) hermana mayor crecía. 

Yo creía que mi hermanita menor y mi padre no éramos su “verdadera” familia: la sentía distante; siempre peleaba con mi madre: la sentía enojada todo el tiempo; vivía en mi casa y en la de mi abuela: la sentía dispersa; siempre estaba enferma de algo: la sentía triste; casi siempre se hacía todo ella misma: yo la sentía sola. 

¿Por qué le tengo tanto miedo a ese lugar? Porque así era el cuarto donde dormíamos las tres, donde yo sentí todas esas cosas en mi hermana. Con el tiempo, fui asociando el proceso de crecimiento con esas emociones, con la historia de mi hermana y pensé que así debía ser, que yo debía pasar por esa etapa. 

Por eso me aterraba crecer. 

Cuando nos mudamos de casa, las circunstancias también cambiaron y a partir de ahí, la cosa fue un poco mejor. Al menos, hasta hace unos años durante mi adolescencia, cuando tuve una “recaída”. Para no hacer el cuento largo, mientras estaba en el Centro, después de una abundante comida vespertina y caminando por las calles, tuve un repentino ataque de pánico. Pero no sólo era eso, era una combinación de miedo y un vacío absoluto y asfixiante, todo en un solo y pesado paquete que abatió sin decir “agua va”. Como si estuviera en el interior de un reloj de arena, con todo arriba y nada debajo, en una especie de eterna caída. No sé si fue la oscuridad del ocaso entre los callejones, la música sonando en mi discman, las luces, la gente o si fue todo junto... Lo que sé es que nunca olvidaré esa sensación disparada de golpe.


Todo esto viene a cuento porque, mientras más veía qué y cómo era Larsen, más recordaba ese momento, más recordaba a mi hermana mientras crecía. Tal vez ahora ella es feliz y nos llevamos bien, pero no puedo olvidar. No toleraba leer más de dos o cuatro capítulos por día porque significaba ver a los ojos a ese personaje que encarna todo lo que más me aterra en el mundo real: ese hastío, esa angustia, esa desesperanza, esa indiferencia, esa soledad, esa no-pertenencia, ese no significar nada para nadie.

No veía a Larsen como Onetti lo describe, sino como un pozo sin fondo donde aparecía esa maldito cuarto y un reloj de arena; donde aparecía, sólo por una milésima de segundo, ese posible yo futuro que sin propósito y sin las agallas para terminarlo todo   se encontraría atrapado en un rinconcito de locura. 

Lo más curioso de todo es que, el horrible sabor de mi memoria y El astillero, me lo quitó después de varias releídas otro muy diferente: La domadora de miedos, una novela para niños.