lunes, 29 de octubre de 2012

Entrevista a Miguel de Cervantes Saavedra, realizada por dos de sus hijos, Cipión y Berganza

La siguiente es una entrevista hecha para una clase de Literatura Española (Siglos de Oro), sobre las Novelas Ejemplares de Miguel de Cervantes. ¡Qué tiempos aquellos! Lamentablemente, la enorme presencia de don Quijote dificulta la vista de muchas de las demás obras, tan disfrutables y ricas como las aventuras del hidalgo manchego. Por otro lado, como el propio Cervantes lamentaba no poder viajar a la Nueva España, quise que él y sus caniches hablaran de forma más americana. En fin, se trata de un ejercicio muy didáctico basado en las lecturas críticas de tres autores (para que vean que no invento nada):

GÜNTERT, Georges, Cervantes. Novelar el mundo desintegrado, Barcelona: Puvill Libros, s/a. (Biblioteca Universitaria Puvill, II. Ensayos, 19).
OSTERC, Lúdovik, La verdad sobre las novelas ejemplares, (Obra completa), México: FFyL-UNAM, 1995. (Colección Paideia).  
ZIMIC, Stanislav, Las Novelas ejemplares de Cervantes, Siglo XXI, 1996. (Lingüística y teoría literaria).

P.S. Por cierto, he añadido fotografías de dos excelentes actores que representaron magistralmente a Cipión y Berganza: Polo y Camila. La sesión fotográfica fue una odisea, con luchas campales incluidas, pero terriblemente divertida.
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CIPIÓN: Muchas gracias, padre, por venir a compartir con nosotros tu sabiduría. Espero que la petición no te haya causado molestias.

BERGANZA: Sí, pá, te estamos muy agradecidos. Y estoy seguro de que tus demás admiradores y devotos también.

CERVANTES: Mis niños, ¿cómo podría perder la oportunidad de hablar sobre mi inigualable trabajo? (Además, con tres noches sin poder dormir por sus interminables pláticas y amenazas de continuar si no venía... era difícil negarme).

CIPIÓN: Mil perdones, Señor, pero es menester develarle a público nuestro origen y razón de ser.

CERVANTES: Lo entiendo, pequeño. En realidad, me alegra mucho saber que buscan respuestas; pero para ello, deberán plantear las preguntas correctas.

BERGANZA: Así pues, me parece que sería bueno empezar ya, de lo contrario, podríamos seguir así durante días sin llegar a lo que nos interesa.

CIPIÓN: Mi buen hermano tiene razón. Entonces, dinos: ¿Por qué las Novelas Ejemplares son novelas ejemplares? ¿Es acaso porque ofrecemos un ejemplo moral?

CERVANTES: ¡Por Dios, no! No es por eso.

CIPIÓN Y BERGANZA: ¡¿No?!

CERVANTES: No.

CIPIÓN: Pero ¿no soy yo ejemplo de buenos modos, cuidado y pulcritud? Incluso Berganza es un gran modelo: ¡de lo que no conviene ser!

BERGANZA: ¡Oye!

CERVANTES: ¡Ja, ja, ja! Sí, pero esa no es mi intención principal. Quiero ser novedoso, quiero hacer algo que no tenga precedentes y que al mismo tiempo los establezca.  Hasta ahora la novela ha sido considerada pura "ficción" y “mentiras”, o bien meras traducciones de los italianos: Bandello, Straparola o Giraldi Cinthio. Por eso, tanto ustedes como sus primos son tan importantes: porque son modelos, pero estéticos.

BERGANZA Y CIPIÓN: ¡¡¡Oooohhhh!!!

BERGANZA: Auauauauau... un momento, padre. Entonces, ¿sí hay algo de moral en la lectura de las Novelas Ejemplares?

CERVANTES: Pues sí, mis lectores pueden extraer tal sentido.

BERGANZA: Pero acabas de decir que ‘novela’ es como ‘mentira’. ¿Cómo puede ser eso moral?

CERVANTES: Me encanta esa agudeza tuya, mi niño. Tienes razón, eso piensa la gente cuando oye la palabra ‘novela’. Pero has de saber que hice una pequeña trampa con el término. La palabra, en su origen latino, describe lo nuevo, lo joven. De esta manera, cuando digo: ‘novela ejemplar’ me refiero a ‘nuevo modelo’, algo que nadie más ha hecho antes.

CIPIÓN: ¿Y cómo sabías que nadie más había hecho algo parecido?

CERVANTES: Bueno, en principio, porque he leído hasta el cansancio novelas y novillieri, en español y en italiano (de algo me habrá servido viajar por medio mundo). Además, cuando ustedes vieron la luz, tuvieron que pasar por varios censores; ellos confirmaron lo que ya sabía: Fray Bautista Capataz dijo que “entretienen con su novedad”, Fray Diego de Hortigosa alabó su calidad de “entretenimiento” y admitió que “proceden de la fecundidad del ingenio de su autor” y Salas Barbadillo dijo que mi ingenio es “singular en la invención y copiosa en el lenguaje”.

BERGANZA: Mmhh, ya veo. No obstante, ahora veo un pequeño problema.

CERVANTES: ¿Cuál, pulgoso mío?

BERGANZA: Bueno, las Novelas Ejemplares son un nuevo modelo literario, admitido, pero tus próximos seguidores pueden hacerse muchos líos si intentaran clasificarlas para entenderlas.

CERVANTES: ¡Ja, ja, ja! Puede que tengas razón. En realidad, creo que sería muy divertido escuchar sus propuestas.

CIPIÓN: ¿Eso quiere decir que no nos dirás nada al respecto?

CERVANTES: Bien, esto es lo que haremos: ustedes me sugerirán sus conjeturas y yo les diré si acertaron o no.

BERGANZA: En ese caso, yo primero: a mí me parece que podemos agruparlas en “reales” e “ideales”.

CERVANTES: Mmhh... no.

BERGANZA: ¿Por qué?

CERVANTES: Porque las novelas no son todas iguales. Ninguna (y digo ninguna) es de un solo color. Por ejemplo, sus primos Rinconete y Cortadillo tienen características no muy “reales”. Ustedes mismos podrían no parecer de carácter realista, pero tampoco son del todo ideales.

CIPIÓN: Sí, sí, en fin, es mi turno. ¿Qué tal por temas? ¿Pasión, amor, fortuna...?

CERVANTES: Vaya, suena lindo... pero no. Y antes de que me reclames, te explicaré por qué: por la misma razón que rechacé la sugerencia de Berganza. Veamos: amor hay, ciertamente, mas no en todas; ni la historia de Rinconete, ni de Vidriera ni la de ustedes mismos hablan del amor. Además, al fijarte sólo en los temas, dejas de lado los recursos estilísticos, que son los que más me importan.

BERGANZA: ¡Uh, uh! Si hablamos de "estilo", creo que ya tengo otra: por ruptura y consecuente restablecimiento del orden.

CERVANTES: Mmmhhh... Nada mal... no diré que no, pero resulta insuficiente. Como historia, esa es la secuencia que se debe seguir (si quieres que a la gente le guste). Es demasiado general.

CIPIÓN: ¡Claro! Yo digo que sería mejor agruparlas por orden cronológico: “tempranas” y “tardías”.

CERVANTES: Ay, no, esa no me gusta. En primer lugar, porque escribí las novelas a lo largo de varios años, algunas las reescribí. En ese sentido, ni yo estoy muy seguro del orden en que salieron. Y en segundo lugar, porque luego dirán que las tardías son más “romancescas” y como ya nadie sabe lo que es un bendito romance, no funciona de ninguna manera sobre mi trabajo.

CIPIÓN: ¡Dios mío! ¿Atinaremos a dar con la respuesta algún día? Ya me estoy cansando...

CERVANTES: ¡Ánimo, por mis heridas! ¿Perdí el uso de mi mano de un arcabuzazo en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos (ni esperan los venideros) para luego engendrar hijos llorones? ¿Querían saber sobre su origen? ¡Luchen por conocerlo!


BERGANZA: De acuerdo, de acuerdo. Hemos de intentarlo otra vez. Errrr... ¿Qué tal por... por clases?

CERVANTES: Tssss... No. No suena descabellado, pero has regresado a la cuestión temática. Si bien es cierto que ambiento la novela en un entorno predominante, eso no implica que sólo se desarrolle en tal entorno. Cornelia tiene partes muy cómicas, más propias del mundo humilde y tiene partes muy idealizantes, más propias del mundo aristócrata. O Preciosa: es aristócrata agitanada, pero cuyo discurso no se relaciona mucho con la clase baja.

CIPIÓN: Ay, ay. En fin, si el criterio predominante debe ser más estilístico, ¿funciona si las dividimos por géneros literarios?

CERVANTES: ¿Y cómo harías eso?

CIPIÓN: Ah, pues muy sencillo: Gitanilla, predominantemente pastoril; El amante, bizantina; Rinconete, picaresca, La española, también bizantina; Vidriera, aforística; La  fuerza, más comedia que nada; El celoso, novela corta basada en el clásico triángulo; La fregona, picaresca; Las doncellas, caballeresca; Cornelia, novela corta; y El casamiento y nuestro Coloquio, picaresco-dialogal a modo de Luciano.

CERVANTES: ¡Oh! Ciertamente te has esforzado, mi pequeño caniche. Pero me temo que no.

CIPIÓN Y BERGANZA: ¡Auuuuurrrr!

CERVANTES: No lloren, no lloren, que han pasado por hechos peores. No es por disfrutar su frustración, pero en verdad no es un criterio apropiado por la misma razón del principio: el estilo y carácter de las novelas no son siempre los mismos, aún cuando haya uno predominante. De esta manera, La española y El amante son más parodia de la novela bizantina que ejemplos de ella; La Gitanilla, es mitad pastoril, mitad urbana; La fuerza está muy lejos de ser común con la comedia del ingrato ese de Lope de Vega, el Celoso es todo lo contrario a la novela basada en el triángulo; la Fregona comienza como picaresca, sí, pero termina como su opuesto; Doncellas tiene algo de caballeresca, pero combinada con muchas cosas más; Cornelia tiene un estilo tanto alto como bajo; el Casamiento es más una sátira lucianesca...

BERGANZA: ¡Alto, Dios mío, alto!

CERVANTES: ¿Qué pasa, mi querido Berganza?

CIPIÓN: Lamento decir esto, padre, pero concuerdo con mi hermano. Ya los dos estamos cansados y no logramos dar una respuesta que te satisfaga.

CERVANTES: ¿Cómo dices, Cipión?

BERGANZA: Es cierto, pá. Ni él, con su cultura y agudeza, ni yo con mi imaginación y energía hemos sido capaces de ofrecerte algo útil.

CIPIÓN: Quizá dos no sean suficientes. Tendremos que llamar a los primos para que nos ayuden.

CERVANTES: ¡Mis hijos! ¡Han dado en el clavo!

CIPIÓN Y BERGANZA: ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?

CERVANTES: ¿No lo ven? Sólo juntos cumplen con su cometido. En efecto, tratar de dividir o clasificar lo que sea no es nada fácil y cualquier intento tiene sus asegunes, pero ustedes han dado con la clave: dos. Me encanta jugar con los binomios y están por todos lados; siempre son dos: hombre/mujer, joven/joven, doncella/doncella, perro/perro... Dos puntos de vista, dos realidades, dos sociedades.

BERGANZA: ¿Y eso para qué?

CERVANTES: Ay, pequeño... Pues al ser dos “verdades”, el lector puede reflexionar y compararlas, de manera que no sólo hay un mundo. Yo no quiero “describir” la realidad, quiero construir diferentes realidades, para eso nuestra lengua es tan rica. Además, cuando presento parejas como ustedes, me interesa que haya diferencias marcadas entre uno y otro; por oposición, ustedes se vuelven individuos reales.
¿Se dan cuenta? Eso es lo que más me molesta de nuestros tiempos: un solo tipo de pensamiento se vuelve mayoritario y entonces ya no hay cabida para otro, no hay matices ni términos medios… Pero sabemos que las cosas no son así, nada es definitivo, único e inamovible.

CIPIÓN Y BERGANZA: ¡¡¡Oooohhhh!!!

CERVANTES: ¿Les parece razón suficiente para existir?

CIPIÓN: Padre mío, una vez más nos has hecho ver la luz.

BERGANZA: Cierto, cierto; nos basta y nos sobra.

CERVANTES: Bueno, pues entonces, me voy. A ustedes les acomoda maravillosamente que hagamos esto por la noche en medio del bosque, pero yo necesito descansar para volver al trabajo y que me paguen sólo con maravedíes. ¡Ah! No olviden que dentro de poco la familia se hará más grande: ya vienen Persiles y Segismunda. ¡Así que prepárense para darles la bienvenida!