Escucha. Recuerda.
¿No puedes? Claro que no, nunca tuviste la oportunidad de conocer a tu papi. Bueno, si de algo te sirve saberlo, fue todo
un héroe. Murió con valor en el frente. Tu madre lo amó mucho. Por eso mantiene
sus cosas como reliquias, por eso reza con tanta vehemencia, por eso te mira
como si viera a un fantasma.
No importa cuánto busques, nadie
te quiere. Acéptalo, Pinky. ¿Ese hombre
te parece buen padre? Lo tomaste de la mano y te apartó asqueado. Nadie te quiere.
Dime, ¿has encontrado algún lugar
donde te sientas en casa? ¿Qué tal la escuela? ¡Es tan divertido ver cómo el
profesor te humilla frente a todos! Y luego, debes repetir como todos, con esa
monótona voz: “Un acre es…” No eres
nadie. No perteneces a ningún lado.
Pero no te angusties, hay una
solución. El muro. El muro te protegerá. Nadie podrá hacerte daño. Pregúntale a
tu madre qué opina y su silencio será tu respuesta. Déjalos a todos fuera.
Entra más profundo y estarás a salvo.
No conociste a tu padre, pero
heredaste sus recuerdos. Ves con sus ojos el cielo gris, otrora celeste.
Sientes con sus manos la sangre. Hueles con su nariz el miedo. Entiendes, como
él, que los traicionaron. Les prometieron un nuevo mundo. Tienes que admitir que ellos cumplieron. Les mostraron a ustedes, a todos, que un mundo diferente
es posible; que el horror aún no ha llegado a su límite, que la muerte puede
poseerte en vida, que es posible habitar la soledad del vacío.
Ya no tiene sentido llorar. No
importa cuánto intentes acercarte, los alejarás a todos.
¿Qué puedes hacer ahí sentado,
solo en medio de tan enorme cuarto? Ya nada tiene sentido. Todo es una broma.
Sí, eso es. Una sádica y absurda broma.
¿Qué quieres? ¿Para qué sigues
viviendo? ¿Qué tal si me enseñas cómo vuelas? Yo no huiré. No como los otros.
...
...
¡Sí! ¡Así! ¡Grita! ¡No necesitas
nada, no necesitas a nadie! Sólo debes terminar el muro. Más grueso. Más alto. Más
frío. A tu alrededor. Grita para que sólo la piedra te oiga y te responda.
Vamos, no seas cobarde. No te despidas aún, todavía es muy pronto.
¿Quieres intentarlo una vez más?
Anda, pide ayuda. ¡Ruega para que te salven! No tienes esperanza. ¿“Juntos
venceremos, divididos caeremos”? ¿A quién le hablas? No hay nadie más. Sólo
gusanos. ¿No te hacen cosquillas?
¿Hay alguien allá afuera? ¿Hola? ¿Hay
alguien allá afuera? No, Pinky. Sólo es tu voz, sólo regresa el eco. No hay nadie
en casa. Nadie va a regresar. Cada quien camina por su lado. Ya no eres un niño,
Pinky, ya nadie te pregunta dónde te duele. ¿Qué importa? De todas formas, ya ni lo sientes.
¡Ja, ja, ja! Muy tarde, pequeño.
Puedes llorar todo lo que quieras por tu pinche almita, hiciste un trato.
Debes continuar. ¿Qué más da si ya no recuerdas nada?
¡Eso es, Pinky! ¡Déjalo salir!
Usa ese poder. ¿Puedes sentirlo? Ese maravilloso frío que te recorre la espalda
cuando levantas las manos y la multitud te venera. ¡Dilo! Nadie te cuestionará.
Eres un dios para esos borregos rastreros. ¡Disfrútalo! Aniquila a todos los
que te hicieron o que pueden hacerte daño. Mándalos al paredón. Tiñe tu muro
con ese adorable color carmesí. "¿Hay alguien ahí dentro?" No, ya no.
¡Corre! ¡Corran todos! Ahora es
demasiado poderoso. El martillo no se detendrá. Primero espera… luego avanza.
No perdona, no desperdicia. Añorar el pasado es perder el tiempo. Gusanos… ése
es el verdadero futuro. Tú único futuro.
¡No! ¡No seas marica! ¡No puedes
echarte para atrás! No hay un hogar al cual regresar. Tú tienes la culpa.
Solamente tú. Tienes una deuda y debes pagar.
Pobre Pinky… tan solito y
asustado. Lo siento, chiquito, pero debo aplastarte. ¡Ja, ja, ja! ¿Crees que
apenas estás enloqueciendo? ¡Mira atrás, pedazo de mierda! ¡Has estado loco
todo este puto tiempo!: Nadie debía existir más que tú, nada debía hacerse de
una manera distinta a la tuya, nadie merecía ser amado más que tú. ¿Quién
decidió levantar ese muro? ¿Quién lo construyó? ¿Quién abandonó a su pobre
madre?
No chilles. Espera a que el juez me deje contigo cinco minutos. Solos, tú
y yo. Hace tiempo que esperaba este momento.
…
¿Qué es ese sonido?... ¡Abajo!
¡El muro se viene abajo!
Los de afuera lo tiraron.
…
Ahhh… fue entretenido mientras
duró. Me divertí mucho contigo, Pinky. Lástima, ya no me sirves de nada. Tu
alma no vale un carajo, ¿para qué llevármela?
Por otro lado, esos niños se ven
apetitosos. Habrá que ver si resultan tan débiles como tú o no.
Míralo de esta
manera: a lo mejor sirves de algo después de todo. Puedes ser su ejemplo. Quizá
te recuerden, quizá no. Quizá aprendan…
Quizá no.
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