A continuación, transcribo algunos fragmentos de un artículo maravilloso, en mi opinión, acerca del ensayo. Dejo la referencia completa por si se les antoja darle una leída a todo el texto.
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EL GÉNERO ENSAYÍSTICO: ¿DISCURSO RETÓRICO O DISCURSO POÉTICO? por Anna Bundgaard
(En BERISTÍAN, Helena y Gerardo Ramírez Vidal (Comp.) (2010). Espacios de la retórica. Problemas filosóficos y literarios, México: UNAM-Instituto de Investigaciones Filológicas. (Bitácora de retórica, 27)).
-Sin embargo, predomina en la enunciación ensayística
la actitud reflexiva comentativa y experiencial, pues, a diferencia de lo que
ocurre en los textos ficcionales, en el ensayo se da en principio la identificación
entre el sujeto de la enunciación, el del enunciado y el autor real. (p. 104).
-[…] el ensayista comparte sus puntos de vista sin
pretender coaccionar. Aun siendo así, veremos que a éste lo que le interesa no
es comunicar, sino experimentar, someter y someterse a prueba. (p. 104-105).
-[…] el mensaje lo es sólo en la medida que lo es en
el lector.” (Citando a José Luis Gómez-Martínez, p. 108).
-[…] la forma es la materia, la ‘carne’ del ensayo, el
espíritu, por el contrario, es su idea. (p. 108).
-El ensayo […] no se somete a convenciones y reglas
previamente establecidas. […] El ensayo es la forma idónea para dar expresión a
la interioridad de un sujeto que se pone a prueba mientras escribe. […] [Es] un
tipo específico de discurso fuertemente individualizado, abierto y provisorio,
que presenta la opinión o perspectiva de un sujeto oscilante en su discurrir
entre la duda y la verdad. (p. 109).
-Éste [el autor implícito] enmascarado en el ‘yo’
explícito de la enunciación, con distancia irónica, estructura el texto, le da
cohesión, perspectiva y dirección, distribuye las digresiones y desviaciones
del discurso, mantiene el equilibrio entre la descripción y el análisis entre
la argumentación orgánica y el razonamiento lógico. (p. 103).
-Pues el equilibrio entre lo intelectual y lo
experimental, entre lo individual y lo universal, y entre la parte y el todo,
no se logra fácilmente y se expresa todavía con mayor dificultad, a menos que
el escritor de ensayos domine realmente el arte de las palabras. (p. 114).
-El ensayo no se simplifica, piensa la realidad en su
complejidad, de ahí el método del rodeo, el divagar, las rupturas discursivas y
la discontinuidad que lo caracterizan. En él se abrazan con la figura del
oxímoron los contrarios: la utopía y la conciencia de límite, lo particular y
lo general, el fragmento y el todo, el sentimiento y el pensamiento lógico, la
vida y la cultura, la ciencia y la poesía, la palabra y el silencio. El
ensayista se enfrenta al mundo con la confianza y espíritu lúdico del artista
creador de mundos posibles, y de la no identidad. Cada ensayo es un empezar de nuevo,
un laboratorio de experimentos, un gesto irónico que declina en silencio. (p. 115).
-Cada ensayo es un ‘lugar’, donde el ensayista siente,
piensa y confiesa su pequeñez y su magnitud, divagando en un movimiento
dinámico de oscilación rítmica que va de la parte al todo, de lo particular a
lo universal. (p. 116).
-El ensayo, así entendido, contribuye a la comprensión
a partir de la comunicación humanística, pues en ésta no se pretende demostrar
erudición. (p. 117.)
-El silencio es la mayéutica del ensayista. (p.117).
-El sentimiento sublime del ensayista estaría también
relacionado con la conciencia de que el silencio, debido a lo indecible del
mundo, es consustancial al ser humano. (p. 117).
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